CONVENTO E IGLESIA DE MADRE DE DIOS DEL VADO

CRONOLOGÍA


Siglo XVI (1587).

ESTILO ARTÍSTICO

Mezcla de estilo neomudéjar (reflejado fundamentalmente en el techo) y renacentista-barroco.

COMENTARIOS SOBRE LA OBRA

El V duque de Béjar y VI marqués de Gibraleón, Francisco III Diego de Zúñiga, Sotomayor y Mendoza y su mujer, Dª. María Andrea Coronel de Guzmán, fundaron en 1587 el convento e iglesia de Madre de Dios del Vado. Posiblemente, tal construcción aprovecharía una edificación anterior: la Iglesia, Hospital y Cofradía de Nuestra Señora del Vado, que pasaría a formar parte del Convento.

Este convento ha sufrido a lo largo del tiempo distintos asaltos: del pueblo portugués, en el año 1666 durante la guerra de sucesión española, en la Guerra de la Independencia y en la Guerra Civil españolas.

En la Guerra Civil, Gibraleón vivió unos de los episodios más lamentables de la provincia de Huelva. Existe un informe, realizado por el cura ecónomo de Gibraleón, donde se describen los abusos cometidos en este convento, entre otros edificios, aquel 21 de julio de 1936:

“Fueron asaltados, saqueados e incendiados los templos. […] En el Convento de Religiosas Dominicas se destruyeron igualmente veintidós imágenes y varios altares. Fue bárbaramente destrozado el mausoleo del Duque de Béjar, fundador del Convento; sus restos quedaron esparcidos por la iglesia.”

Como muestra del anterior esplendor del edificio, el frontón y las columnas de ornamentación barroca, procedentes del Convento, se encuentran en la puerta de la parroquia de Nuestra Señora del Rocío en Huelva.

El 24 de junio de 1996 la Diócesis de Huelva cede el edificio en ruinas al ayuntamiento. En marzo de 1998 comienzan las obras de restauración de la capilla y se adecenta el claustro. En junio de 1999 terminaron las obras.

Actualmente, el convento está reformado y se utiliza como sala de exposiciones, conciertos y conferencias.

ANECDOTARIO

Ante el mal estado en que quedó el templo y su convento tras la Guerra Civil, las monjas dominicas, ya sin recursos y sin el apoyo de la casa ducal, se vieron obligadas a abandonarlo y desplazarse al convento del Espíritu Santo de Jerez de la Frontera. Entre los objetos que se llevaron consigo, están los documentos de su fundación y gobierno, diversas tallas y relicarios y otros objetos, entre los que se hallaban los restos recuperados del fundador y su familia. Éstos fueron depositados en el coro de la sede jerezana. En 2012 se recuperaron los restos del marqués y se depositaron en una copa funeraria dentro de la iglesia de Santiago en Gibraleón.

Fue la institución más poderosa del pueblo hasta la desamortización. Cuenta la leyenda que estaba unido al palacio del marqués mediante un túnel subterráneo por el cual el marqués iba a visitar a sus hijas profesas dentro de una gran carroza.

El marqués de Gibraleón, su fundador, donó 7.000 ducados anuales y rentas a este convento. También donó a las religiosas una custodia de plata del orfebre Antonio de Arfe, la cual fue vendida a los canónigos de la catedral de Sevilla en 1756, para así poder arreglar los desperfectos producidos por el terremoto de Lisboa.

Dicha custodia es, hoy día, la que se usa en la procesión del Corpus Cristi sevillano.

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